Ser invitados a festejar el cumpleaños número 90 de un familiar ya es, de entrada, un acontecimiento poco frecuente. Que el homenajeado exhiba, a esa edad, un estado envidiable, provoca admiración. Y si, por añadidura, el regalo de sus hijos nos permite volver a escuchar en vivo a un artista de la talla de Carlos Di Fulvio, uno agradece este giro de la vida, que tan pronto nos da una de cal como una de arena.
domingo, 1 de julio de 2012
90 años no es nada...
Ser invitados a festejar el cumpleaños número 90 de un familiar ya es, de entrada, un acontecimiento poco frecuente. Que el homenajeado exhiba, a esa edad, un estado envidiable, provoca admiración. Y si, por añadidura, el regalo de sus hijos nos permite volver a escuchar en vivo a un artista de la talla de Carlos Di Fulvio, uno agradece este giro de la vida, que tan pronto nos da una de cal como una de arena.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un grosso!!! Un ídolo Carlos Di Fulvio!! Es una lástima que las generaciones de hoy no lo conozcan o no sepan admirar su música. Sana envidia por vos, y sana envidia al genio que cumplió 90!!
ResponderEliminarSí Andre. Para mí fue una gran emoción encontrar a Di Fulvio en una fiesta familiar. Lo había conocido personalmente hace más de treinta años, cuando lo contratamos para actuar en Monte Hermoso. Un gran artista. Una persona cálida y sencilla.
Eliminar