lunes, 16 de agosto de 2010

De Turismo Aventura y Deportes Extremos...

Mucho antes de que se popularizaran estos términos del marketing turístico, nosotros hacíamos honor a dichos conceptos.

¿Acaso no era una verdadera aventura ir de mochileros a Sierra de la Ventana cuando aún no existía ningún camping organizado?

Con el Río Sauce Grande como única provisión de agua para todo uso y el baño más próximo en la estación de ferrocarril, a tres cuadras del campamento.
Lo bueno de esa "precariedad" es que generaba actos solidarios entre los acampantes vecinos.

Y las chicas, poco expertas, siempre recibíamos ayuda de otros mochileros para armar la carpa, hacer un asado ó bien, acompañarnos en una excursión.

El deporte extremo ineludible, en ese ámbito, es escalar el Cerro Ventana hasta el mismo hueco de 8 x4 m., que da nombre a ese cerro y a todo el sistema serrano, para experimentar la hermosa sensación de estar cerca del cielo y por esa ventana, ver hasta el Océano Atlántico.


Monumento Natural "Cerro Ventana" - 1.147 mts.


De izq. a der.: Alicia - Silvia- María Elena - Ana
Las cuatro aventureras de esa Semana Santa (1969).

De la primera escalada, a los 16 años, con mi padre, no tengo imágenes.
Quedaron para siempre sin revelar, en la cámara del primo que nos acompañaba.

La tercera fue a los 39, con Victoria (la niñita de la foto, que al bajar aseguró que nunca repetiría la experiencia) y un grupo de radioaficionados.

De las Sierras al Mar...

Después de tantos años de mirar el Océano Atlántico desde la tierra, en 2005 tuve oportunidad, por primera vez, de dar vuelta la imagen, navegando el Estuario de la Bahía Blanca.
En la lancha Zuraita, de los hermanos Beier. Un viaje de gentileza, al que todos los pasajeros accedimos como premio de un concurso de la TV (Bitácora-Canal 9).

Disfrutamos de un gratísimo paseo, con almuerzo incluído, hasta que, a la hora de volver, hubo un desperfecto en el motor, con la marea en baja, y quedamos encallados en el cangrejal...


El rescate corrió por cuenta de Prefectura Marítima de Ing. White.
Transbordamos primero a un gomón, tratando de no caer al barro, y luego a un guardacostas, que nos retornó al puerto.

2 comentarios:

  1. y vaya que los mochileros las acompañaban! DE POR VIDA! 3 de ellas se casaron con 3 gentiles acampantes vecinos!

    esas sierras son peligrosas...por algo yo cuando bajé dije que no repetía la experiencia. la sabiduría infantil está desvalorada...

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  2. Vale una aclaración. Los mochileros de la foto, que eran de Necochea, acompañaron en esa oportunidad y no mucho más.
    Pero, en el mismo campamento, había otros mochileros, de Punta Alta, que no se animaron a escalar el Cerro.
    A ellos les aguardaba una aventura mucho más comprometida, que ya lleva 41 años de historia.

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